El joven que aparece en un vídeo siendo reducido y esposado por dos vigilantes del Metro de València cuenta detalladamente su caso, mientras las versiones de los guardias y de su portavoz sindical resultan contradictorias.
Miquel Ramos, 7 de juliol 2020 – La Marea
“Me ha cogido del cuello y no podía respirar. Me ahogaba. Me ha apretado el cuello en los dos viajes de metro”. N.T. se dirigía a su casa el sábado por la noche tras terminar de trabajar. Lleva tres años y medio en España y nunca había tenido ningún problema. No tiene antecedentes. Trabaja de fontanero para una compañía de seguros y lleva una vida tranquila. Comparte piso con varias personas en una localidad cercana a València. Lleva consigo una tarjeta roja de cartón, el documento oficial donde figuran sus datos y su condición de solicitante de asilo. Llegó a España procedente de Guinea Conakry con 21 años, y está a la espera de que le sea concedido el estatus de refugiado político tras huir de su país.
Ayer por la tarde, estuvimos con él en la sede de la Comissió d’Ajuda al Refugiat (CEAR-PV), donde explicó su versión de lo sucedido. Sus amigos le dijeron que había salido en la televisión. La Marea avanzó ayer a mediodía la versión del joven, que aseguraba haber sido atacado dos veces, en dos trayectos distintos, por diferentes guardias de seguridad con la excusa, según él, de no llevar la mascarilla bien puesta.
N.T. confía en las imágenes que hayan podido grabar las cámaras de seguridad del metro. Asegura que con ellas en la mano se podrá comprobar cómo él no empieza ningún forcejeo, y que sufrió una agresión previa a la que fue grabada y difundida por redes sociales, como avanzó La Marea. “En los dos viajes me estaban siguiendo solo a mí. Cuando he subido en el otro metro, los dos guardias estaban en el fondo, y había mucha gente que estaba con la mascarilla bajada. Cuando han venido y me han pedido que me subiera la mascarilla, me la he subido”.
Ya en el primer viaje de metro, el joven es abordado por dos guardias con el pretexto de la mascarilla, pero estos abandonan el convoy tras acudir a otro requerimiento. Así lo confirmó ayer el coordinador de comunicación de Alternativa Sindical, en representación de los vigilantes de seguridad, en un programa de televisión. Al hacer transbordo en el otro metro, el joven se indigna al ser requerido de nuevo por otros dos agentes de seguridad por el mismo motivo, cuando ya llevaba la mascarilla bien puesta. Según él, los anteriores guardias debieron avisar a los que se encontraban en el siguiente trayecto, ya que se dirigieron directamente hacia él.
“Esta gente va predispuesta a montar este tipo de follones”
El coordinador de comunicación de Alternativa Sindical acusaba ayer al joven en un programa de televisión de haber iniciado la trifulca agrediendo a los agentes. “Esta gente va predispuesta a montar este tipo de follones”, manifestó durante su intervención en un programa de televisión. En un comunicado, este sindicato defendía la actuación de los guardias asegurando que fue el viajero quien intentó agredirlos. “Todo comenzó al percatarse los vigilantes de que el viajero no portaba la mascarilla correctamente, a lo que le requirieron a que se la subiese. En un principio el joven se negó, aduciendo que el resto del pasaje también la llevaba bajada, hecho que como demuestra la imagen del vídeo es incierto, pues todo el resto del pasaje la lleva correctamente. Ante la insistencia de los vigilantes de seguridad, finalmente el viajero se vio obligado a subírsela, pero comenzó entonces a insultar a los vigilantes, a llamarlos racistas y a lanzar patadas, que derivó en un forcejeo y la detención”. El comunicado termina recordando “la obligación de los viajeros, sea de la raza que sea” de llevar mascarilla, y “la difícil labor de todo el colectivo que en esta difícil situación se enfrenta a pasajeros como este”.
Las grabaciones de las cámaras de seguridad, que ya han sido solicitadas por la defensa del joven y por las autoridades y la compañía de metro, confirmarán quién inicia el forcejeo. Otro interrogante es porqué de todo el vagón, y en dos ocasiones, los vigilantes tan solo se lo requieren a él y por qué motivos, ya que también podrá comprobarse si, en efecto, el resto de pasajeros tiene la mascarilla bien puesta o no.
El joven pasó la noche del sábado en el calabozo de la Guardia Civil de Paiporta (València), donde, asegura a La Marea, tuvo que orinar en la misma celda tras no lograr que lo dejasen ir al baño hasta que fue puesto en libertad el domingo por la mañana. Según ha sabido La Marea, tres vigilantes de seguridad han presentado denuncia contra N.T., uno de los que tiene un primer encuentro con él y cuyas imágenes todavía no han trascendido, y los dos que aparecen en el vídeo publicado anteayer y que ha sido reproducido en varios medios.
Sin embargo, el portavoz sindical aseguraba ayer en un programa de televisión que «otra pareja de compañeros en otra línea de metro, ya coinciden con este individuo y viajaba también sin mascarilla. Lo que ocurre es que los compañeros, alertados por el puesto de mando del metro, van camino de otro aviso, de otra intervención, y evidentemente no llegan a tener ningún roce con este compañero», en referencia al primer encuentro con guardias de seguridad. El joven afirma que fue entonces cuando fue agredido por primera vez, y confía en que así se pueda demostrar con las imágenes de vigilancia del metro.
N.T. lleva tres noches son dormir, nervioso por lo sucedido y ahora sorprendido por la repercusión mediática de su caso.