El máximo responsable del Turismo Mundial incumple las normas sanitarias en una cena de gala en Madrid

Zurab Pololikashvili y decenas de invitados, entre ellos la ministra de Turismo, Reyes Maroto, celebraron este martes la gala anual de la OMT en el Westin Palace de Madrid. Durante el acto, numerosos invitados prescindieron de las mascarillas y algunos de ellos no respetaron la distancia de seguridad.

Dani Dominguez y Miquel Ramos – La Marea 20 enero 2021

Abrazos, reuniones de más de 10 personas, en espacios cerrados… y sin mascarilla. Las imágenes poco ejemplarizantes del secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Zurab Pololikashvili, son incontables. El máximo responsable de velar por el turismo mundial, recién elegido en el cargo para un segundo mandato al frente de esta agencia especializada de las Naciones Unidas, no respeta las recomendaciones de la misma Organización Mundial de la Salud. Ni tampoco las del país donde se halla la sede de la OMT: España.

El último ejemplo sucedió anoche, durante la cena que se celebró tras el Consejo Consultivo de la OMT. El evento, que tuvo lugar en el Westin Palace, de Madrid, congregó a 162 comensales en los salones Medinaceli y Julio Camba, con capacidad para un máximo de 450 personas, aunque debido a la restricciones COVID se encuentra al 50%.

Las imágenes de la cena recuerdan al polémico acto organizado en el Casino de Madrid por el diario El Español, en el que participaron varios ministros. Tras la indignación que este provocó entre la opinión pública, el Gobierno declaró que tocaba «una autorreflexión por parte de todos los que tenemos que participar en actos públicos y tomar nota porque somos referentes del conjunto de la población».

En esta ocasión, ningún medio español ha publicado información sobre la cena de ayer. Sí lo ha hecho IHA Brodcast Services, que ha difundido imágenes del interior de la celebración. En ellas puede verse a la mayoría de los invitados sin mascarilla antes de comenzar la cena.

En dicho vídeo se aprecia cómo Pololikashvili incumple las medidas de distanciamiento social y prescinde de la mascarilla a la hora de entregar la placa que reconoce al empresario turco Yavuz Selim Yükselir como nuevo Embajador Especial del Sector de Turismo y Hostelería.

turismo
El empresario Yavuz Selim se pasea por el salon del Westin Palace tras recoger la placa de embajador. IHA

En otras imágenes a las que ha tenido acceso lamarea.com también puede verse a la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que estuvo presente en la cena, aunque sí mantuvo puesta la mascarilla. Desde el Ministerio, aseguran que Maroto “no podía faltar” a dicho evento como máxima autoridad del sector del Turismo en España.

Según fuentes oficiales, la cena fue sufragada por el Ayuntamiento de Madrid en calidad de copatrocinador de la OMT. El logo del consistorio figuraba en los menús impresos, compuestos por parmentier de calabaza asada, saquito de queso mascarpone y pera conferencia o royal de ternera braseada con foie-gras asado. El evento culminó con la actuación del Corral de la Morería, “el tablao flamenco más famoso del mundo”, según la propia carta. 

Entre los invitados también destaca el actual presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo. Este medio ha solicitado a la OMT información sobre el evento y también el listado de invitados, pero no ha obtenido respuesta hasta el momento. Desde el Westin Palace aseguran que, por parte del hotel, se cumplieron las medidas de seguridad en todo momento, siendo las mesas de un máximo de 6 personas, respetando el aforo máximo de los salones y terminando la celebración antes del inicio del toque de queda.

La celebración coincide con uno de los peores momentos de la pandemia en España. Un día después de la cena, España ha alcanzado su récord de contagios en 24 horas, con más de 41.500 personas infectadas de COVID-19. Precisamente, poco antes, durante la gala de la OMT, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recordaba que España “se ha convertido en una de las zonas más golpeadas por la pandemia”. Asimismo, destacó que “nuestro país es uno de los que más ha trabajado desde el ámbito público para proteger el sector.”

Un comportamiento habitual

La cena en el Westin Palace no es el único acontecimiento en el que Zurab Pololikashvili ha incumplido las normas sanitarias españolas. En imágenes publicadas por medios georgianos y por el Ministerio de Exteriores de su país, puede verse al secretario general de la OMT rodeado de varias personas –hasta 10 según algunas fotos–, la mayoría sin mascarilla

turismo
Pololikashvili se abraza al ministro de Exteriores georgiano David Zalkaliani. CAPTURA BUSINESS MEDIA GEORGIA

En algunos momentos, incluso se abrazan, como ocurrió al recibir la noticia de su reelección al frente de la organización turística, según demuestra un video de Business Media Georgia. Uno de ellos es el actual ministro de Exteriores georgiano David Zalkaliani, que también se encontraba en España.

El nuevo embajador, también sin mascarilla

El Embajador Especial del Sector de Turismo y Hostelería, Yavuz Selim, comparte hábito con Polikashvili. En el mismo acto del Westin Palace, recorrió el salón donde se celebraba el evento sin mascarilla mientras exhibía su título al público.

Pololikashvili y Yavuz Selim ya habían sido vistos juntos antes de Navidad en un reservado de un conocido restaurante madrileño de lujo celebrando una fiesta sin mascarillas. 

Varios documentos a los que ha tenido acceso lamarea.com prueban que participaron en una velada amenizada por un grupo musical sin mascarilla, aunque los camareros sí la portaban. Tampoco respetaron las distancias recomendadas y Pololikashvili incluso se abrazó al cantante del grupo durante el concierto. Este medio se puso en contacto con la OMT para conocer su opinión sobre la falta de ejemplaridad de su máximo responsable a principios de enero, sin recibir respuesta por su parte. La organización tampoco ha respondido a las cuestiones enviadas a raíz de la celebración en el Westin Palace.

El perill d’haver permès la institucionalització de l’odi

L’assalt al Capitoli dels EUA és només un avís. Però ni és el primer ni serà l’últim. Qui té capacitat per fer alguna cosa per evitar-ho, hauria de fer-ho

Miquel Ramos – Crític – 8 de gener 2021

Entre rialles, bromes i fotomuntatges, una de les imatges més comentades després de l’assalt al Capitoli ha estat la d’un home disfressat de no sabem què. Es tracta de Jake Angeli, conegut en xarxes socials com Q-Shaman, un aspirant a actor i fidel seguidor de Trump, i un dels propagandistes de les teories conspiranoiques ultradretans de QAnon. Segons els seguidors d’aquesta teoria, hi ha una conspiració de pedòfils i adoradors de Satanàs que governen el món que tenen com a objectiu evitar que Trump torni a governar. I, per això, haurien ‘arreglat’ les eleccions i donat la victòria a Joe Biden. Sota aquesta imatge caricaturesca es presenta, diverses vegades i des de fa temps, l’extrema dreta.

Aquesta teoria, que pot semblar una ximpleria, és una de tantes altres que circulen pels entorns ultradretans del planeta. Fa uns dies, el programa Cuarto Milenio va dedicar un dels seus programes a ¡l fenomen migratori arran de l’arribada de diverses persones migrants a les Canàries. Amb el títol Las sombras de la crisis migratoria, el programa explicava al web de la cadena que Iker Jiménez analitzaria amb els seus col·laboradors “els interessos profunds i foscos que hi ha darrere de totes les crisis migratòries: immigració, màfies i el que no s’explica sobre aquestes situacions com la que s’està vivint en l’actualitat a Canàries”. Més enllà de l’ambient misteriós amb el qual envolta aquest programa qualsevol tema que no tingui fantasmes ni ovnis, tan sols el marc amb el qual va ser anunciat ja indicava per on anaven els trets.

Teories com el Pla Kalergi i altres semblants són el combustible necessari per prendre una enorme foguera de conseqüències imprevisibles 

No era la primera vegada que el programa explicava una altra de les teories habituals de l’extrema dreta, el Pla Kalergi. Aquesta idea, promocionada pel neonazi i negacionista de l’Holocaust Gerd Honsik, defensa que hi ha un pla ocult per afeblir la raça blanca a través del mestissatge que provoca la migració, i aconseguir així mà d’obra barata i éssers humans més febles. El periodista Antonio Maestre ja ho va advertir el passat abril, quan Iker Jiménez va tornar a posar aquesta teoria a l’escaleta. I avisava: “Quan el món de la conspiració es fica en política acaba convertint-se en brou de cultiu de missatges tòxics i perillosos”. Aquesta teoria i altres semblants són el combustible necessari per prendre una enorme foguera de conseqüències imprevisibles. Aquesta vegada, a més del Pla Kalergi, el programa va parlar de la Teoria del Gran Reemplaçament. Aquesta adverteix d’un altre pla ocult per desplaçar demogràficament i cultural a la població europea a través de la immigració, sobretot la de persones musulmanes, que acabarien instal·lant la xaria en el vell continent. Neonazis celebraven en diversos fòrums que les seves idees havien arribat a ser presentades en prime time. També ho van fer els negacionistes de la Covid-19 i conspiranoics diversos quan el programa va oferir versions alternatives sobre l’origen del virus. Els principals portaveus de la ultradreta reivindicaven el programa com a ariet contra la ‘correcció política‘ o el ‘marxisme cultural‘.

Un partidari del president Donald Trump s’enfronta a la policia al segon pis del Capitoli dels Estats Units / REUTERS

El març de 2019, Brenton Tarrant va començar a emetre en directe en el seu compte de Facebook com treia del seu maleter diverses armes de foc automàtiques. Es va dirigir cap a la mesquita d’Al Noor, a Christchurch (Nova Zelanda), i va començar a disparar als presents. 51 persones van ser assassinades i 49 ferides. Va publicar en les seves xarxes la Teoria del Gran Reemplaçament i va reivindicar orgullós la seva acció per salvar el seu poble de la islamització. Tarrant no va ser l’únic que va esgrimir aquests arguments per cometre una massacre. El juliol de 2019, vaig explicar en un article per a La Marea com havia evolucionat el terrorisme d’extrema dreta, considerat ja pels experts una de les principals amenaces per a la seguretat i la democràcia a Europa i els Estats Units. Quines idees i teories compartien tots els terroristes que havien comès aquestes massacres? Doncs el Pla Kalergi, la Teoria del Gran Reemplaçament i altres variants que parlen de poders ocults que promouen la immigració, el comunisme, el globalisme i la submissió de l’home blanc. Després, alguns afegeixen com a còmplices l’esquerra, el feminisme, el col·lectiu LGTBI, els col·lectius antiracistes, les ONG, George Soros i fins i tot Greta Thumberg.

El victimisme és el comodí habitual de la dreta. Quan un col·lectiu guanya drets, els històricament privilegiats es veuen amenaçats

Això no és una simple mentida que una agència de verificació desmunta en un tuit. Aquestes idees s’estenen més del que sembla disfressades amb una altra retòrica menys conspiranoica, però amb el mateix combustible. Les crides a la defensa de la civilització occidental enfront de la contaminació de cultures alienes, o la suposada progressiva pèrdua de drets per part dels autòctons a causa de la migració són alguns dels mantres de la ultradreta. L’assetjament que pateix l’home per part del feminisme o l’amenaça per a la llibertat d’expressió que suposa la dictadura ‘progre’ són també habituals en diversos països. El victimisme del privilegiat és el comodí habitual de la dreta. Quan un col·lectiu guanya drets, els històricament privilegiats es veuen amenaçats. És el temor el rei i dels seus senyors feudals als seus plebeus. Del gran capitalista a l’organització dels obrers. O dels colonitzadors a la rebel·lió dels colonitzats.

Trump no va acceptar el resultat de les eleccions. Fa dies que tira gasolina per tot el país denunciant que li han robat els vots. Alimentant en cada míting tots els relats conspiranoics que circulen per xarxes sobre el complot per acabar amb ell i regalar el país als comunistes. El que va passar al Capitoli, escoltant Trump diversos dies enrere, era més que previsible. No l’assalt -inexplicable la manca de seguretat-, sinó la ira dels seus seguidors. I molts d’aquests són membres de grups d’odi, de milícies armades d’extrema dreta, o fanàtics capaços de qualsevol cosa. Com d’assaltar el seu propi símbol de la democràcia. Alguns eren coneguts supremacistes, als quals Trump ja havia fet més d’un gest de complicitat en anteriors ocasions; altres lluïen sense vergonya dessuadores reivindicant Auschwitz o simbologia ultradretana. Així i tot, alguns propagandistes d’extrema dreta i seguidors de Trump van dubtar del rèdit de l’acció, i van tractar d’acusar els antifeixistes dels fets. Un atac de falsa bandera, deien. Una altra conspiració. Una altra mentida nova contra Trump. No obstant això, els canals de difusió dels principals grups neonazis de país reivindicaven l’acció i asseguraven que es tractava del “principi de la revolució blanca”.

Aquí, certs polítics i periodistes consideren també al govern de Sánchez i Podem il·legítim, i diuen que són víctimes dels mitjans

Aquí, aquesta dictadura comunista de la qual parla Trump i les suposades fake news que tracten d’enderrocar estan cada dia en boca de certs polítics i periodistes, que consideren també al govern de Sánchez i Podem il·legítim, i que són víctimes dels mitjans de comunicació. Assenyalen al Govern com a responsable de les desenes de milers de morts per un virus. I, a més, tenen un pla ocult per omplir la península de migrants, als quals ofereixen tota mena de privilegis davant els espanyols de bé. Hi ha milers d’articles de premsa i de webs amb aparença de mitjà de comunicació que insisteixen en aquests i altres mantres habituals de la ultradreta. I molts altres mitjans convencionals que tan sols serveixen d’altaveu d’aquestes teories i discursos d’odi per considerar que el clic que generarà la indignació ja ho mereix.

Supporters of U.S. President Donald Trump protest in front of the U.S. Capitol Building in Washington, U.S. January 6, 2021. REUTERS/Stephanie Keith TPX IMAGES OF THE DAY

No sabem des de quan hem après a conviure amb l’odi i la mentidaHem acceptat el racisme, el masclisme i l’homofòbia com una opinió respectable més. Hem permès que nens que viuen al nostre país sense pares ni mares siguin assenyalats com a culpables de mil delictes per ser d’un altre país. O que hi ha persones que no mereixen tenir drets. El perill no és que un fanàtic s’immoli un dia o que una manifestació es desbordi. El perill real és que hem permès institucionalitzar l’odi i la mentida. Que veiem cada dia persones morint al mar tractant d’arribar a Europa mentre mengem pipes des del sofà. Que hi hagi militars cantant himnes nazis a les casernes i que els seus superiors, que un dia es fan fotos al costat de rei, l’endemà clamin a un cop d’Estat i a exterminar 26 milions de persones. O que assistim a la presa del Capitoli en directe mentre fem ‘memes’ amb el senyor que porta una pell de búfal sobre el seu tors nu, com si fos una sèrie més de qualsevol plataforma digital a la qual estem subscrits.

No és just, davant de tot això, descarregar tota la responsabilitat sobre la ciutadania. El mateix Govern contra el qual clamen els ultradretans és incapaç d’extirpar el feixisme incrustat en les seves institucions, o de controlar a unes forces de l’ordre que fan servir guants de seda amb l’extrema dreta i bales de goma amb els que demanen més drets humans. Els mitjans de comunicació que s’escandalitzen per la presa del Capitoli i avui fan reportatges i articles retratant als trumpistes, sentin en els seus platós i els deixen una tribuna cada dia als seus homòlegs espanyols. I quan no, ja s’encarreguen ells de difondre els seus mateixos temes: okupes, ‘menes’, moros, bolivarians i sediciosos.

El dels EUA és només un avís. Però ni és el primer ni serà l’últim. Qui té capacitat per fer alguna cosa per evitar-ho, hauria de fer-ho. Com més poder es té, més gran és la responsabilitat. Si convoques una cavalcada en plena pandèmia, no esperis que la gent no hi acudeixi i després li donis la culpa per venir. No la convoquis. Si no vols que els feixistes es creguin amb el dret a esfondrar al Govern de torn, que uns militars, diversos polítics i alguns periodistes en diuen il·legítim, no els ajudis a difondre aquest mantra. I si no vols que els teus propis militars t’enterrin en una cuneta, a tu i a mig país, expulsa’ls ja. La covardia no és una opció per a qui té el deure de procurar pel benestar i la vida de tots.

El peligro es haber permitido la institucionalización del odio

“Lo de EEUU es solo un aviso. Pero ni es el primero ni será el último. Quien tiene capacidad para hacer algo para evitarlo, debería hacerlo”, reflexiona Miquel Ramos.

Miquel Ramos – La Marea 8 de enero 2021

Entre risas, bromas y fotomontajes, una de las imágenes más comentadas tras el asalto al Capitolio ha sido la de un hombre disfrazado de no sabemos qué. Se trata de Jake Angeli, conocido en redes sociales como Q-Shaman, un aspirante a actor y fiel seguidor de Trump, y uno de los propagandistas de las teorías conspiranoicas ultraderechistas de QAnon. Según los seguidores de esta teoría, hay una conspiración de pedófilos y adoradores de Satán que gobiernan el mundo que tienen como objetivo evitar que Trump vuelva a gobernar. Y, para ello, habrían amañado las elecciones y dado la victoria a Joe Biden. Bajo esta imagen caricaturesca se presenta varias veces y desde hace tiempo la extrema derecha.

Esta teoría, que puede parecer una majadería, es una de tantas otras que circulan por los entornos ultraderechistas del planeta. Hace unos días, Cuarto Milenio dedicó uno de sus programas al fenómeno migratorio a raíz de la llegada de varias personas migrantes a Canarias. Con el título Las sombras de la crisis migratoria, el programa explicaba en la web de la cadena que Iker Jiménez analizaría con sus colaboradores “los intereses profundos y oscuros que hay detrás de todas las crisis migratorias: inmigración, mafias y lo que no se cuenta sobre estas situaciones como la que se está viviendo en la actualidad en Canarias”. Más allá del halo misterioso con el que envuelve este programa cualquier tema que no tenga fantasmas ni ovnis, tan solo el marco con el que fue anunciado ya indicaba por dónde iban los tiros. 

No era la primera vez que el programa explicaba otra de las teorías habituales de la extrema derecha, el Plan Kalergi. Esta idea, promocionada por el neonazi y negacionista del Holocausto Gerd Honsik, defiende que existe un plan oculto para debilitar la raza blanca a través del mestizaje que provoca la migración, y conseguir así mano de obra barata y seres humanos más débiles. El periodista Antonio Maestre ya lo advirtió el pasado abril, cuando Iker Jiménez volvió a poner esta teoría en la escaleta. Y avisaba: “Cuando el mundo de la conspiración se mete en política acaba convirtiéndose en caldo de cultivo de mensajes tóxicos y peligrosos’. Esa teoría y otras parecidas son el combustible necesario para prender una enorme hoguera de consecuencias imprevisibles. Esta vez, además del Plan Kalergi, el programa habló de la Teoría del Gran Reemplazo. Esta advierte de otro plan oculto para desplazar demográfica y culturalmente a la población europea a través de la inmigración, sobre todo la de personas musulmanas, que acabarían instalando la sharia en el viejo continente. Neonazis celebraban en varios foros que sus ideas habían llegado a ser presentadas en prime time. También lo hicieron los negacionistas de la COVID y conspiranoicos varios cuando el programa ofreció versiones alternativas sobre el origen del virus. Los principales voceros de la ultraderecha reivindicaban el programa como ariete contra la ‘corrección política’ o el ‘marxismo cultural’. 

En marzo de 2019, Brenton Tarrant empezó a emitir en directo en su cuenta de Facebook cómo sacaba de su maletero varias armas de fuego automáticas. Se dirigió hacia la mezquita de Al Noor, en Christchurch (Nueva Zelanda), y empezó a disparar a los presentes. 51 personas fueron asesinadas y 49 heridas. Publicó en sus redes la Teoría del Gran Reemplazo y reivindicó orgulloso su acción para salvar a su pueblo de la islamización. Tarrant no fue el único que esgrimió estos argumentos para cometer una masacre.

En julio de 2019, expliqué en otro articulo para La Marea cómo había evolucionado el terrorismo de extrema derecha, considerado ya por los expertos una de las principales amenazas para la seguridad y la democracia en Europa y Estados Unidos. ¿Qué ideas y teorías compartían todos los terroristas que habían cometido estas masacres? Pues el Plan Kalergi, la Teoría del Gran Reemplazo y otras variantes que hablan de poderes ocultos que promueven la inmigración, el comunismo, el globalismo y el sometimiento del hombre blanco. Luego, algunos añaden como cómplices a la izquierda, al feminismo, al colectivo LGTBI, a los colectivos antirracistas, a las ONG, a George Soros y hasta a Greta Thumberg. 

Esto no es un simple bulo que una agencia de verificación desmonta en un tuit. Estas ideas se extienden más de lo que parece disfrazadas con otra retórica menos conspiranoica, pero con el mismo combustible. Las llamadas a la defensa de la civilización occidental frente a la contaminación de culturas ajenas, o la supuesta progresiva pérdida de derechos por parte de los autóctonos a causa de la migración son algunos de los mantras de la ultraderecha. El acoso que sufre el hombre por parte del feminismo o la amenaza para la libertad de expresión que supone la dictadura progre son también habituales en varios países. El victimismo del privilegiado es el comodín habitual de la derecha. Cuando un colectivo gana derechos, los históricamente privilegiados se ven amenazados. Es el temor del rey y de sus señores feudales a sus plebeyos. Del gran capitalista a la organización de los obreros. O de los colonizadores a la rebelión de los colonizados. 

Trump no aceptó el resultado de las elecciones. Lleva días echando gasolina por todo el país denunciando que le han robado los votos. Alimentando en cada mitin todos los relatos conspiranoicos que circulan por redes sobre el complot para acabar con él y regalar el país a los comunistas. Lo del Capitolio, escuchando a Trump varios días atrás, era más que previsible. No el asalto –inexplicable la falta de seguridad–, sino la ira de sus seguidores. Y muchos de estos son miembros de grupos de odio, de milicias armadas de extrema derecha, o fanáticos capaces de cualquier cosa. Como de asaltar su propio símbolo de la democracia. Algunos eran conocidos supremacistas, a los que Trump ya había hecho más de un guiño en anteriores ocasiones; otros lucían sin vergüenza sudaderas reivindicando Auschwitz o simbología ultraderechista.  Aun así, algunos propagandistas de extrema derecha y seguidores de Trump dudaron del rédito de la acción, y trataron de acusar a los antifascistas de los hechos. Un ataque de falsa bandera, decían. Otra conspiración. Otra fake new contra Trump. Sin embargo, los canales de difusión de los principales grupos neonazis del país reivindicaban la acción y aseguraban que se trataba del “principio de la revolución blanca”. 

Aquí, esa dictadura comunista de la que habla Trump y las supuestas fake news que tratan de derrocarlo están cada día en boca de ciertos políticos y periodistas, que consideran también al gobierno de Sánchez y Podemos ilegítimo, y que son víctimas de los medios de comunicación. Señalan al Gobierno como responsable de las decenas de miles de muertes por un virus. Y, además, tienen un plan oculto para llenar la península de migrantes, a quienes ofrece todo tipo de privilegios ante los españoles de bien. Existen miles de artículos de prensa y de webs con apariencia de medio de comunicación que insisten en estos y otros mantras habituales de la ultraderecha. Y muchos otros medios convencionales que tan solo sirven de altavoz de estas teorías y discursos de odio por considerar que el click que generará la indignación ya lo merece. 

No sabemos desde cuándo hemos aprendido a convivir con el odio y la mentira. Hemos aceptado el racismo, el machismo y la homofobia como una opinión respetable más. Hemos permitido que niños que viven en nuestro país sin padres ni madres sean señalados como culpables de mil delitos por ser de otro país. O que hay personas que no merecen tener derechos. El peligro no es que un fanático se inmole un día o que una manifestación se desborde. El peligro real es que hemos permitido institucionalizar el odio y la mentira. Que vemos cada día personas muriéndose en el mar tratando de llegar a Europa mientras comemos pipas desde el sofá. Que haya militares cantando himnos nazis en los cuarteles y que sus superiores, que un día posan junto al rey, al día siguiente estén llamando a un golpe de Estado y a exterminar a 26 millones de personas. O que asistimos a la toma del Capitolio en directo mientras hacemos memes con el señor que lleva una piel de búfalo sobre su torso desnudo, como si fuese una serie más de cualquier plataforma digital a la que estamos suscritos. 

No es justo, ante todo esto, descargar toda la responsabilidad sobre la ciudadanía. El mismo Gobierno contra el que claman los ultraderechistas es incapaz de extirpar el fascismo incrustado en sus instituciones, o de controlar a unas fuerzas del orden que usan guantes de seda con la extrema derecha y balas de goma con los que piden más derechos humanos. Los medios de comunicación que se escandalizan por la toma del Capitolio y hoy hacen reportajes y artículos retratando a los trumpistas, sientan en sus platós y dan tribuna cada día a sus homólogos españoles. Y cuando no, ya se encargan ellos de difundir sus mismos temas: okupas, menas, moros, bolivarianos y sediciosos. 

Lo de EEUU es solo un aviso. Pero ni es el primero ni será el último. Quien tiene capacidad para hacer algo para evitarlo, debería hacerlo. Cuanto mayor poder se tiene, mayor es la responsabilidad. Si convocas una cabalgata en plena pandemia, no esperes que la gente no acuda y luego le eches la culpa por venir. No la convoques. Si no quieres que los fascistas se crean con el derecho a derrumbar al Gobierno de turno, que unos militares, varios políticos y algunos periodistas lo llaman ilegítimo, no los ayudes a difundir ese mantra. Y si no quieres que tus propios militares te entierren en una cuneta, a ti y a medio país, expúlsalos ya. La cobardía no es una opción para quien tiene el deber de procurar por el bienestar y la vida de todos. 

“Lo que vimos en el Capitolio es un reflejo de lo que puede pasar en Occidente en cualquier momento”

Los expertos advierten de que los valores democráticos no están asegurados por ley y conviene defenderlos explícitamente

Eva Cantón – El Periódico 3 de enero 2021

El fallido y vergonzoso asalto al Capitolio protagonizado por los seguidores de Donald Trumpdeja en el aire una pregunta: ¿existe el riesgo de que semejantes imágenes puedan verse en Europa? En un mundo globalizado que cambia a una velocidad vertiginosa, el viejo continente comparte algunos rasgos preocupantes con la política norteamericana de los últimos años, alertan algunos expertos consultados por este diario. 

“Los valores democráticos no están asegurados por ley.Es algo que hay que defender cada día y todos tenemos responsabilidad en ello”, señala Enrique Ayala, analista de la Fundación Alternativas quien cree, no obstante, que el ataque al Congreso de Estados Unidos podría servir de “vacuna” para que la gente reaccione. “Ahora que la gente le ha visto las orejas al lobo podría producirse lo que ocurrió aquí el 23-F”, abunda.

La politóloga Cristina Monge cree que lo que vimos este miércoles fue la escenificación de algo larvado desde hace años y que la pregunta que hay que hacerse es si en Europa hay ciudadanos que se sienten tan desprotegidos como quienes votaron a Trump buscando en su ‘America First’ un refugio de carácter autoritario. 

Monge sostiene que hay varios aspectos compartidos a uno y otro lado del Atlántico. “Hay una parte de la población que ya no valora la democracia como un bien a defender, que se sienten más protegidos por opciones autoritarias –el nuevo populismo de extrema derecha- y a quien los partidos democráticos no le ofrecen soluciones”.

La desafección ciudadana

El caldo de cultivo, prosigue, es la desafección ciudadana y la desconfianza en las instituciones. “¿Podemos ver las mismas imágenes en Europa? Quiero pensar que no, pero es una señal de alerta. Lo que vimos en el Capitolio es un reflejo de lo que puede pasar en Occidente en cualquier momento”, avisa.

Y en España, ¿deberíamos estar en alerta? Sin duda, responde Ayala. “Basta con entrar en las redes sociales para comprobar que una franja de la población está fuera de las mínimas normas de convivencia social y democrática. Son susceptibles de caer en teorías racistas, negacionistas, supremacistas y antiinmigración que rechazan lo que va en contra de lo que ellos piensan. Aquí tienen a un partido como Vox que les alimenta con su doctrina”. 

Lo que sucede en las redes que actúan como cajas de resonancia no sería posible sin un relato de líderes, medios e’ influencers’ dedicados a difundir discursos de odio, apostilla Miquel Ramos, periodista especializado en extrema derecha. 

“Ocurre en todos los países. Hay una verdad paralela compartida por toda la extrema derecha a nivel global que trata de deslegitimar los consensos logrados en torno a los derechos humanos y presentar al colectivo de hombres blancos heterosexuales como víctimas de una suerte de conspiración de una agenda progresista”. 

Ramos va más allá al afirmar que en España la deriva no es solo deslegitimar los derechos las mujeres o el colectivo LGTBI, sino la propia democracia. “Cuando no gobiernan ellos el Gobierno es ilegítimo o social-comunista. Si buceas por las redes sociales de la derecha y la extrema derecha, es un mantra. Es tan preocupante que incluso hoy mismo hay militares pidiendo un giro de timón. No es ninguna broma”, prosigue.

¿Y qué hacer para evitar derivas autoritarias? Articular relatos y políticas públicas que generen protección, especialmente para los más vulnerables, recomienda Monge. “Hay que cambiar los paradigmas de la política, hacer mucha pedagogía, actualizar la práctica de la democracia y emprender una batalla sin cuartel contra la post-verdad”, señala.

Enrique Ayala plantea incluso un gran pacto. “Sería importante que el Consejo Europeo hiciera una declaración institucional reafirmando los principios de la democracia, una especie de renovación del Pacto Democrático Europeo. Que aquellos que creen en la democracia se sientan confortados”, indica. 

En cualquier caso, la labor es colectiva. “No es momento de chivos expiatorios. Debemos preguntarnos cuál es nuestra cuota de responsabilidad para que las cosas hayan llegado hasta aquí. Hay comportamientos que no se deben admitir”, advierte la politóloga.