Tres jóvenes acusan a policías locales de Granada de torturas y detención ilegal

Según la denuncia, los jóvenes escucharon cómo varios agentes de policía se acercaban a su vehículo al grito de ‘estos son los rojos de mierda’ para, acto seguido, forzar la puerta de la furgoneta y golpearles.

Miquel Ramos – 16 de febrero 2022 – La Marea

Un vídeo muestra a varios agentes rodeando una furgoneta mientras otros reducen a una persona en el suelo. Se oyen gritos y las sirenas de varios vehículos policiales. Las personas detenidas permanecen en un rincón oscuro inmovilizadas por los policías. Varias personas contemplan la escena atónitas y recriminan a los agentes su actitud. Estos, porra en mano, desalojan a los presentes mientras se escuchan gritos de la persona que está siendo detenida a escasos metros. Un perro camina por la zona desorientado. Es la primera grabación a la que ha tenido acceso Lamarea.com sobre el inicio de los acontecimientos que denuncian tres jóvenes.

Según consta en la denuncia, los tres jóvenes “escuchan cómo varios agentes de policía se acercan al vehículo y dicen: ‘Estos son los rojos de mierda’, y comienzan a forzar la puerta de entrada lateral del vehículo sin mediar palabra y sin ningún motivo justificado”. Los denunciantes se encontraban en el interior, y tenían previsto entrar a la sala de conciertos El Tren, en Granada, cuando, según su versión, los policías rodearon el vehículo y empezaron a golpear y romper con sus defensas reglamentarias los cristales de este, hasta acceder a su interior y rociarlos con un gas de defensa.

Según el atestado policial, los agentes acudieron tras recibir una llamada por la presencia de numerosas personas “colapsando la carretera” adyacente a la sala El Tren. La versión de los policías es que, al llegar, “un perro de raza peligrosa de tipo pitbull estaba suelto y agresivo” y que, tras intentar morder a los agentes, se refugió en una furgoneta. El relato policial asegura que fue entonces cuando los agentes se habrían dirigido al vehículo y solicitaron la identificación de los presentes, los cuales respondieron de manera violenta atacándoles e incluso amenazándoles con una ballesta, aseguran. Los agentes, por su parte, también han presentado un parte de lesiones y daños de los que acusan a los detenidos.

El relato de los jóvenes, que consta en la denuncia, es totalmente opuesto al de los policías. Según los jóvenes, el perro en cuestión tiene 14 años, no es de raza peligrosa y tiene varios problemas de salud. “El animal solo come papillas, no puede ni morder y para nada es un perro agresivo”, explica a Lamarea.com uno de los denunciantes. La ballesta a la que hace referencia la policía en su atestado es, según se observa en la imagen, un arma de juguete. 

Uno de los detenidos explica que fueron sacados a la fuerza del vehículo por varios agentes tras romper los cristales y percatarse de que estaban grabando la actuación policial. Ya engrilletados, los agentes siguieron “golpeándoles con la defensa y propinándoles patadas por el cuerpo y la cabeza” mientras permanecían inmovilizados. A una de estas personas, prosigue la denuncia, “le cogen del pelo y le arrastran por el suelo, arrancándole varias rastas mientras ella gritaba de dolor”. Una de las personas que se encontraba en el interior del vehículo asegura que grabó la escena con su teléfono, pero denuncia que los agentes le arrebataron el móvil.

En otro vídeo al que ha tenido acceso Lamarea.com, grabado por un testigo de los hechos, se ve cómo uno de los detenidos permanece en el suelo mientras los agentes alejan a los testigos de la escena y los perros de los detenidos deambulan desconcertados oyendo los gritos de dolor de sus dueños, que posteriormente fueron introducidos en diferentes vehículos policiales. A uno de ellos, tras advertir de la situación de sus mascotas, le dijeron: “Ahora te vas a enterar, rojo de mierda”, asegura.

Los denunciantes afirman que desconocían el motivo de la detención ya que, en el momento de la llegada de los agentes, se encontraban tranquilamente en su vehículo-vivienda. Sin embargo, admiten conocer a uno de los policías “por haber coincidido con él en varias ocasiones, en las que, estando de servicio, le había proferido insultos relacionados con su estética y había hecho comentarios en defensa del partido ultraderechista VOX”, relata el escrito de la abogada, María Gallego.

Los hechos denunciados por estos jóvenes no terminarían aquí. Según prosigue la denuncia, los vehículos policiales que conducían a los detenidos se detuvieron bajo un puente sobre el que pasan las vías del tren, bajando a uno de los denunciantes: “Le tiran al suelo y le propinan numerosas patadas y golpes con la defensa, mientras le profieren insultos como “puto guarro, rojo de mierda, puto mierda”. Una de las patadas, denuncian, impactó en la boca del detenido, que mantenía abierta para poder respirar, y le fracturó tres incisivos.

Los detenidos fueron conducidos a diferentes centros de salud debido a las múltiples heridas que presentaban. En la puerta del centro de salud de La Chana, donde llevaron a uno de ellos, los agentes volvieron a golpearle tras bajarlo del vehículo, hasta que se percataron de la existencia de una cámara de seguridad, denuncian. Las imágenes han sido solicitadas por la abogada que lleva el caso. 

Dentro del centro médico, los agentes estuvieron en todo momento junto a los detenidos, quienes alertaron a los médicos de los supuestos malos tratos que habían recibido, a lo que, según la denuncia, hicieron caso omiso “pese a que [a uno de ellos] le sangraba la boca y estaba visiblemente policontusionado”. La letrada afirma que no han tenido acceso todavía al parte médico de dicha atención.

Los denunciantes, que están acusados de resistencia y atentado a la autoridad, tuvieron que volver a sus centros de salud al persistir las heridas y los efectos de la actuación policial, según relatan en la denuncia. Los partes médicos a los que ha tenido acceso Lamarea.com señalan cómo uno de ellos sangraba por el oído incluso días después de los hechos. Otro requirió tres puntos de sutura en la cabeza, y fue explorado en varias ocasiones para descartar hematomas intracraneales. Y otro presentaba policontusiones en la rodilla y en una mano, cuyo dolor persistió durante varios días.

Los jóvenes han denunciado a cuatro agentes de la Policía Local de Granadapor varios delitos. En primer lugar, por un presunto delito de tortura del artículo 174 del Código Penal, al considerar que habían sido sometidos a un trato vejatorio y humillante. Por otro, les acusan de un delito de allanamiento de morada del artículo 202 CP en relación con el 204 del mismo texto legal, considerando que han entrado en morada ajena fuera de los casos permitidos por la ley, ya que el vehículo está homologado como vivienda. 

También denuncian a los policías por detención ilegal del artículo 163 en relación con el 167 del Código Penal, al considerar que esta “ha sido efectuada sin mediar causa por delito y no cumpliendo la misma con las prescripciones legales”. A estos se les suman los delitos de lesiones, daños, robo con violencia y abandono animal.

La acusación, además, presenta una lista de diez testigos que presenciaron los hechos, y a los que solicita tomar declaración cuanto antes y que las diligencias de investigación se practiquen de carácter urgente, aludiendo a que su práctica tardía ponga en riesgo su efectividad. Se alude a la exploración urgente de las lesiones y a las imágenes de las cámaras de seguridad.

“Certes esquerres estan comprant els marcs mentals de l’extrema dreta”

Entrevista de Jordina Arnau a Miquel Ramos per a Catarsi Magazin.

Ara ha coordinat l’informe «De los neocón a los neonazis, la derecha radical en el estado espanyol» (Fundació Rosa Luxemburg), un treball que mapeja i detalla, per primera vegada, la globalitat de l’extrema dreta espanyola. Més enllà d’analitzar aquest moviment i l’ofensiva que està lliurant en l’àmbit polític i mediàtic, Ramos es dirigeix a les esquerres i adverteix que hi ha sectors que estan comprant marcs de l’extrema dreta en posicions antifeministes i islamofòbiques. El periodista ho té clar: hi ha molta feina a fer i l’antifeixisme s’ha d’exercir en el dia a dia.

«De los neocón a los neonazis» és una radiografia minuciosa de l’extrema dreta a l’Estat espanyol en tots els àmbits. Quina n’és la fotografia resultant?

Que estem davant de tota una sèrie d’actors polítics, alguns més nous i d’altres antics, que estan en plena ofensiva. El que preocupa és que la seva dimensió global és prou desconeguda. Tendíem a pensar que l’extrema dreta eren el grups marginals, franquistes o folklòrics i ens oblidàvem de tot allò que hi havia al voltant. A l’informe hagués estat fàcil fer una radiografia de Vox i dels quatre partits que hi ha al voltant i dir: l’extrema dreta espanyola és això. Crec, però, que havíem de parlar dels mitjans de comunicació, de les fundacions, de les organitzacions ultra religioses, dels think tanks o dels moviments socials neofeixistes que no formen part de cap partit. La fotografia que ens agradaria que quedés és que hi ha molts escenaris i molts actors on s’està donant aquesta batalla contra els drets fonamentals i contra el que ells anomenen la «dictadura progre» o el «marxisme cultural». Uns batallen a nivell polític, d’altres fent competència als moviments socials d’esquerra, a nivell mediàtic o cultural.

Més enllà de la foto del moment, quina és l’evolució que preveus a curt termini d’aquest moviment? Quin marge té l’extrema dreta per recórrer arreu de l’Estat?

Jo aquí separaria dues coses. La primera és el rèdit polític que puguin obtenir els grups i partits de la dreta radical i l’altra, que és el vertader objectiu, és la batalla cultural. És a dir, a veure com son capaços de donar la volta al sentit comú. Per a mi això és més important que el rèdit polític que puguin obtenir.

Per què?

Malgrat Vox tingui 52 diputats i molta representació parlamentària no ha entrat a cap govern. El que fa és condicionar els governs, condicionar les polítiques des de fora. Podem dir que té una incidència més aviat cultural. Veiem com està infectant la resta de dretes i com està marcant el debat públic. El seu full de ruta és molt gramscià: s’ha d’assolir l’hegemonia cultural per després conquerir el poder polític. Per tant, el seu objectiu no és passar dels 52 diputats als 81 a les properes eleccions, sinó que cada cop hi hagi més gent que assumeixi el seu sentit comú i es tregui la careta a l’hora de tenir actituds racistes, masclistes o homòfobes. I encara diria més, volen que el seu sentit comú sigui acceptat per les esquerres. Certes esquerres estan comprant els seus marcs en posicions antifeministes i islamòfòbiques i costa d’assumir. Quan ho assenyalem, de fet, som atacats. No parlo de gent políticament oposada, tot el contrari. Per exemple, hi havia gent d’extrema esquerra a les xerrades de Diego Fusaro, pseudo-filòsof italià que donava xerrades als nazis de Casa Pound, quan va venir a Catalunya.

Què fa que una persona que es declara antifeixista o anticapitalista compri aquests marcs? Es deu, en part, al descontentament per la institucionalització creixent de l’esquerra?

Hi ha un descontentament social al veure que l’arribada al govern de forces d’esquerra a l’Estat espanyol, a Catalunya o a Euskal Herria no es tradueix en canvis reals per a la ciutadania. És natural i sa. De fet, la tasca dels moviments socials és apretar les esquerres institucionals. Ara bé, aquí hi ha dues lectures que son errònies. Una és confiar que les forces polítiques d’esquerra ho canviarien tot un cop entressin a les institucions. D’altra banda, les mancances de les esquerres institucionals no justifiquen que l’esquerra renuncii als seus marcs. Per exemple, cometem un error si renunciem al marc que defensa que el fenòmen migratori no s’ha d’abordar des de problematitzar l’arribada de persones en sí, sinó que cal atacar el problema de fons, que és el colonialisme o el capitalisme. Quan l’esquerra comença a parlar de sobirania, fronteres i comença a assumir aquests marcs, encara que es faci des de la realpolitik, es dona gasolina per a l’entrada de l’extrema dreta. En tenim exemples a França, on l’esquerra ha estat incapaç de mantenir aquesta posició i ha acabat sent englotida per la dreta radicalment més xenòfoba.

L’esquerra, en un sentit ampli del concepte, és massa ingènua davant una extrema dreta que ocupa l’espai mediàtic i connecta amb la societat?

Efectivament. L’esquerra ha menyspreat el pes de l’extrema dreta i, fins i tot avui, continua caricaturitzant-la. Es pensa que son tontos i que l’extrema dreta és fruit de la ignorància. Això és mentida. Per començar, l’extrema dreta té una gran capacitat econòmica. Al seu darrere hi ha poders molt potents i és inofensiva per l’statu quo. Per tant, no molesta. D’altra banda, han llegit molt i ens han llegit molt. És increïble els diners que inverteixen en formacions, think tanks i a generar una cultura pròpia. Tenen editorials i una producció literària molt extensa i molt potent. L’esquerra ha pecat molt de pensar en la caricatura de l’skin head borratxo, el cunyat franquista i de l’ignorant. Òbviament hi ha una petita part que és així, però no la majoria.

L’extrema dreta espanyola s’aprofita del descontentament que generen les mesures tèbies del govern del PSOE i Podem davant l’emergència social? Le Pen ho ha fet a França i el UKIP, al Regne Unit. L’extrema dreta espanyola té aquesta sensibilitat?

No tant. Ho està intentant però no arriba a calar perquè encara té aquesta imatge de senyoritos. Això no vol dir que no vagin fent escletxa. Òbviament, el fet que les polítiques del govern del PSOE i Podem no arribin a solucionar problemes com la reforma laboral, el dret a l’habitatge o la llei de memòria històrica, genera un efecte boomerang. Si amb un govern suposadament progressista ens hem d’empassar aquestes polítiques, la gent deixa de confiar que aquest sigui una solució. Ara bé, com deia abans, davant d’això hi ha diverses opcions. Pots dir: m’heu traït, no votaré més. O bé, posar-te a currar, al carrer. Jo aquí seria molt caut. La nostra tasca, més enllà de ser crítics amb les institucions, ha de ser construir des de la base i recollir aquest descontentament. Construir per baix i motivar, perquè el com pitjor millor és molt perillós. 

Més enllà del govern, l’esquerra en el sentit més ampli té un problema a l’hora de plantejar debats com el de la seguretat, per exemple?

El debat de la seguretat és el més còmode per l’extrema dreta. L’esquerra, en canvi, ha de fer una explicació més profunda que no interessa a qui atraquen al sortir de casa. Aquesta persona no vol escoltar que tot plegat és un problema estructural i que cal atacar-ne l’arrel, sinó que vol que la policia detingui qui li roba el bolso quan va a comprar. Tenim exemples molt interessants, com el del barri d’Orriols de València. És el barri més multicultural de la ciutat, amb un índex de pobresa elevat i un problema de seguretat greu. La complicitat del teixit social i associatiu del barri ha impedit que l’extrema dreta n’hagi pogut treure rèdit, des del minut u. No és que l’esquerra hagi de tenir un relat, sinó que l’esquerra ha d’estar al carrer. Ha d’estar amb els veïns i a les assemblees de barri per fer contrapès quan l’extrema dreta vulgui dir que el problema son els moros o els gitanos. Això també es va fer molt bé a Salt. És un treball de carrer i de picar pedra, d’assumir aquest debat i no negar que hi ha un problema. En aquest tema, però, tampoc podem obviar que l’extrema dreta arriba allà on anteriorment hi ha hagut els mitjans de comunicació posant sota els focus els problemes de seguretat d’un barri. Estem combatent un monstre que és molt més gran que un bus de propaganda de Vox i que son els platós de televisió que posen el focus als narco-pisos i als okupes que roben a les àvies.

El paper dels mitjans, com dius, és clau per entendre la divulgació dels seus debats. Des de la irrupció de Vox, hi ha hagut canvis respecte com es tracta aquest moviment des dels mitjans generalistes? Hi ha més consciència avui que fa un parell d’anys?

Poc a poc anem veient periodistes, que eren més ingenus i equidistants, que es comencen a preocupar al veure que aquesta gent juga molt brut i que els poden acabar assenyalant i censurant. És trist que se n‘adonin un cop reben personalment aquesta toxicitat que fins ara ells han estat difonent en pro d’una suposada equidistància. Ara bé, penso que sempre s’ha d’estendre la mà i fer pedagogia perquè els mitjans sàpiguen en quines aigües es mouen. D’altra banda, no podem obviar que els mitjans privats son empreses que volen l’espectacle i la polèmica que genera l’extrema dreta per fer diners. Aquestes empreses també tenen simpaties polítiques. No vull dir que hi hagi interessos, però la bel·ligerància que s’ha tingut amb alguns partits i moviments no l’han tinguda amb l’extrema dreta. L’extrema dreta, des del minut u, ha estat una postura democràtica més, s’ha banalitzat i s’ha comprat part del seu marc i les seves fake news. Per sort hi ha diversos periodistes que, darrerament, s’han plantat com Xavier Lapitz d’ETB o Marta Flix, de Cuatro. Està bé aquest canvi de xip. Que una estrella de televisió es planti i digui que no passarà per aquí. Òbviament, els periodistes no som homogenis però és important la pedagogia que es va fent i el fet que la societat reclami una informació responsable.

Parlant de fake news, els darrers dies hem vist com el PP ha utilitzat instruments comunicatius associats a l’extrema dreta davant les declaracions del ministre Garzón sobre la ramaderia intensiva. Des de quan es dona i què suposa aquesta baralla en el sí de la dreta per guanyar terreny polític?

A l’informe expliquem com es trenca l’hegemonia que tenia el Partit Popular dins de la dreta espanyola. Passa, bàsicament, a partir de l’arribada de Zapatero al govern i de les lleis progressistes que impulsa. Aquí comença una ofensiva de la dreta radical que formava part del PP. Reclamaven que Rajoy trenqués amb aquestes normes, però arriba al poder i les manté. D’aquí surt Vox. El partit d’Abascal neix el 2013, 8 anys després del primer govern Zapatero, i venen a dir que ells faran allò que es reclamava al PP i no va fer. Ara bé, al Partit Popular li preocupa Vox des del 2018, quan veu que li ha robat un 20% del seu electorat. Davant d’això, hi ha dues vies. Una és la del Pablo Casado que va marcar distàncies amb Vox en la moció de censura i reclamava responsabilitat. L’altra és el Pablo Casado més dur que competeix per veure qui és més fatxa i que hem vist els últims temps. L’aposta del PP ha estat clarament virar cap a la dreta per intentar recuperar aquest electoral. Això ja va passar a França en el que es va anomenar la “lepenització” dels esperits, es va comprar marc de l’extrema dreta per treure vots a Le Pen. Però la conclusió final és que és Le Pen qui guanya malgrat Macron guanyi les eleccions. Ara bé, només fa unes eleccions que Vox ha irromput al mapa electoral i el PP s’està resituant.Veurem com es posiciona finalment.

Davant d’aquest escenari, com valores el pacte antifeixista que està duent a terme al Parlament de Catalunya des de la irrupció de Vox? És una mesura útil?

El cordó que s’ha establert a Catalunya és únic a tot l’Estat espanyol i penso que és una molt bona iniciativa. Que tingui efectes pràctics depen de molts factors i crec que no té la publicitat que hauria de tenir. D’altra banda, no hi ha un únic front contra l’extrema dreta a nivell institucional. Vull dir que no es tracta només de no votar allò que presenti Vox o de no fer-li cas en una moció, sinó que es tracta de fer política que vagi en contra dels marcs de l’extrema dreta. Està molt bé ignorar Vox al Parlament però quina política social i d’habitatge estan fent aquests partits? De què serveix que un partit que formi part d’aquest cordó sanitari no vulgui aturar els desnonaments o no vulgui millorar la situació de les persones migrants? És una mesura interessant en l’àmbit institucional però ha d’anar acompanyada de polítiques que frenin el relat de l’extrema dreta. Tornem al debat de la seguretat. Pots barrar el pas a Vox a la institució però també has de fer que la gent pugui viure tranquilament a casa seva i el barri tingui equipaments, hi hagi opcions pel jovent.

Què suposa per a l’extrema dreta de casa nostra l’escalada de tensió entre Ucraïna i Rússia?

No li interessa gens. Els grups polítics més radicals de l’extrema dreta espanyola estan dividits entre una part prorussa i una altra que és proucraïnesa. A Vox li passa una mica el mateix, però ha de tenir molta més cura perquè té una representació i un pes a l’opinió pública que explica el seu silenci en aquest tema. Crec que l’ànima atlantista s’acabarà imposant a Vox pels vincles que té amb els Estats Units, Israel i amb l’Amèrica Llatina. Ara bé, el problema d’Ucraina és la incidència que tindrà en el sí dels grups més radicals d’extrema dreta. A Ucraina durant anys hi han anat molts neonazis europeus i dels Estats Units a fer contactes, a combatre al Donbass o a rebre formació militar. No ens oblidem que l’amenaça de la violència i del terrorisme de l’extrema dreta és la principal amenaça interna a molts paisos, com Estats Units, Anglaterra o Alemanya. La violència d’extrema dreta ha incrementat de forma espectacular, només cal veure l’assalt al Capitoli. A l’Estat espanyol el problema és que les autoritats mai s’han pres seriosament l’amenaça terrorisme de l’extrema dreta. No descarto un problema de seguretat pública més endavant i més, tenint en compte la normalització creixent dels discursos d’odi que promou Vox.

Parlant de discursos d’odi, Jordi Borràs, participant de l’estudi, ha aconseguit que condemnin el policia nacional que el va agredir i que aquest acceptés que va ser una agressió per motius ideològics. Com s’ha de llegir aquesta victòria judicial?

És una gran victòria que es demostri que l’agressió va ser motivada per motius ideològics i que la va cometre un funcionari de l’Estat que ha continuat treballant i a sou. És importantíssima, perquè malgrat no ser ni única ni inèdita, és poc habitual que s’aconsegueixi un èxit en aquest sentit. Crec que el front judicial s’ha de batallar malgrat la desconfiança en les institucions i la justícia espanyola. És un camp de batalla que s’ha d’aprofitar perquè molt cops ens trobem en què la víctima no denuncia però els agressors sí que ho fan. També cal tenir en compte que l’extrema dreta juga molt a la provocació. Què fan amb el bus i les paradetes? Busquen una resposta violenta per desgastar mediàticament i judicialment a l’antifeixisme. Amb això no dic que no s’hagi de confrontar la seva presència, però s’ha de tenir imaginació per respondre tenint clar cap on carreguen la policia i els mitjans.

L’estudi analitza, concretament, el procés català i com ha influït en la reconfiguració de l’extrema dreta. Ara que les aigües estan més calmades i que comença un altre cicle, quin paper juga l’independentisme en els objectius i discursos de forces com Vox?

El nacionalisme espanyol és i serà sempre un dels pilars de l’extrema dreta espanyola. Ara bé, més enllà de fer servir el fantasma del separatisme, els va molt bé la crisi que està patint l’independentisme amb aquesta reconfiguració i el descontentament d’aquest sector independentista cada vegada més bel·ligerant amb qui ha liderat el procés. No dic que no hi hagi raons per ser crítics, però no ens equivoquem. Ells també ho estan aprofitant. Els va molt bé canviar la torna i dir que els racistes, egoistes i feixistes son els catalans i hi ha molts catalans independentistes que hi piquen. Aquí hi ha el perill. Fixa’t com amplifiquen cada vegada que algú diu una tonteria. Tenim el cas de Canet. Aquesta és una nova estratègia de l’extrema dreta, estant atacant per aquí i qui ha d’actuar davant d’això és l’independentisme.

Fa patir que aquests grups d’extrema dreta independentistes puguin guanyar pes?

Penso que seguiran sent minoritàris, ho diuen les enquestes i tenim els resultats de les darreres eleccions. Ara bé, a l’antiindependentisme li interessa molt potenciar aquestes faccions. Als nacionalistes espanyols els interessa que existeixi aquesta extrema dreta independentista per alimentar el relat que l’independentisme és racista i que va en contra dels espanyols, entre d’altres. Es corre el risc que contaminin a persones que poden comprar aquests discursos. Per exemple, l’altre dia en un debat vam discutir sobre l’ús de la paraula colons. A mi m’espanta que es faci servir aquesta paraula per referir-se als espanyols perquè, per molt que expliquis què vol dir i donis una explicació que jo puc entendre, no et llegeix només la gent independentista. Aquest relat l’estàs aplicant a mon pare, que és extremeny, o al teu veí paquistanès. És a dir, si els propis independentistes no cuiden el llenguatge i comencen a comprar llenguatge molt propi de l’extrema dreta, com colons o invasors, encara que sigui en un marc on ens poguem entendre, l’enemic les pot utilitzar. Fa falta un altre relat alternatiu, hi ha una feina de revisió i d’introspecció. No veig perill d’una extrema dreta que arribi a tocar poder però tampoc esperava els resultats de Vox ni de Plataforma a Catalunya des de Vic.

La pandèmia els ha obert un nou camp de batalla: les conspiracions al voltant del negacionisme. Què n’obtenen? Per què és un àmbit en el qual prenen partit?

Les conspiracions son el terreny més fèrtil per l’extrema dreta per estimular els prejudicis. Al llarg de la història tenim molts exemples d’atacs contra col·lectius basats en els prejudicis, com la crema de bruixes o la cacera de jueus. Si et bases en què hi ha un complot que ningú acaba de conèixer i negues que hi ha un problema de base que es diu capitalisme, és fàcil calar. L’extrema dreta ha vist que l’esquerra aquí no l’anava a clavar perquè ha estat més prudent i ho celebro. Estic en diversos grups de negacionistes on s’envia propaganda constant d’extrema dreta i ningú s’immuta. Jo no tinc cap problema en què es convoquin manifestacions en contra del passaport covid, ara bé, no es pot fer al costat dels nazis ni de l’extrema dreta. No manifestar-se al costat de nazis és de primer d’antifeixisme. Personalment penso que hi ha altres lluites prioritàries com la defensa de la sanitat pública o l’alliberament de les patents de les vacunes.

Com s’ha d’interpel·lar a participar de l’antifeixisme avui i quin ha de ser el paper d’aquest moviment?

Crec que cada cop s’està normalitzant més considerar-se antifeixista. Ho dic comparant-ho amb la situació dels anys 90 o els 2000. Crec que, en part, ho ha motivat la presència d’una força d’extrema dreta al Parlament. Penso que, si abans era l’esquerra radical qui abanderava l’antifeixisme, ara això ha traspassat aquest sector i gent més moderada, ho està assumint. Pel que fa a la seva feina, penso que cadascú ha de trobar el seu espai. Hi ha moviments i moments on l’antifeixisme té una traducció al carrer però hi ha molta feina on pots exercir l’antifeixisme sense haver ni de dir la paraula. Es pot fer des del periodisme, l’escola o les institucions. També és antifeixisme participar en un col·lectiu pel dret a l’habitatge. Hem de pensar que el feixisme afecta a moltíssima gent i col·lectius que no estan polititzats i la nostra tasca és fer veure que aquesta gent és una amenaça per a tots i totes. Aquesta és la pedagogia que ha de fer l’antifeixisme i no remetre’s únicament a l’imaginari d’una manifestació al carrer.

Un arsenal para matar al presidente no es noticia

El pasado 28 de enero, agentes del Cuerpo Nacional de Policía irrumpían en los domicilios de varias personas de distintas localidades para detener a los miembros de un grupo neonazi. Los agentes habían detectado en sus chats, gracias a una denuncia anónima, que se estaban organizando para cometer actos violentos y que podrían almacenar armas. Durante los registros, los agentes se incautaron de varias armas blancas, escopetas, pistolas y un manual para la fabricación de explosivos. Arrancaba así la bautizada como Operación Ario.

Durante las semanas siguientes, varios medios han ido avanzando partes de esta investigación, que se precipitó ante las sospechas de que pudiesen cometer algún acto delictivo en breve, aunque se mantiene la sospecha de la implicación de un miembro de este grupo a un local LGTBI de Alcoi.

Hace unos días se supo que los neonazis tenían una lista de objetivos, así como matrículas de vehículos y mensajes en sus redes que avanzaban el paso hacia la violencia: “Para el año que viene planeamos iniciar la violencia armada en las calles”, “Hay que llevarse por delante a estos perro (sic) moros y al fiscal de odio”, decían. Uno de ellos, además, ofrecía sus conocimientos como ingeniero para fabricar armas, explosivos y hasta un fusil de francotirador. Fue entonces cuando la policía decidió actuar. Días después, se conocía que entre los objetivos de esta banda estaban jueces, fiscales, el ex vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias y el presidente Pedro Sánchez.

Aunque la operación policial salió en numerosos medios e informativos de varias cadenas de televisión, la información sobre sus objetivos ha pasado relativamente desapercibida. Tampoco ha ocupado ni un solo minuto en las tertulias habituales de los grandes medios, ni se ha oído a los líderes de la oposición mostrar su apoyo a las personas señaladas ni alertar sobre el peligro de la amenaza violenta y terrorista de los neonazis. Para quienes configuran las escaletas de los informativos parece que esto no era tan importante como para merecer ni siquiera una breve mención. Que neonazis armados manifestaran su intención de acabar con la vida del presidente del gobierno no ha sido noticia.

No son cuatro chalados. En septiembre de 2018, los Mossos detenían a un ultraderechista con un arsenal de 16 armas de fuego que había manifestado su intención de ‘sacrificarse por España’ también asesinando al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Manuel Murillo, hijo del ex alcalde franquista de Rubí (Barcelona), y con experiencia en el manejo de armas, no fue acusado de terrorismo. La Audiencia Nacional, el mismo tribunal que juzgó a Pablo Hasel por una canción y que en marzo juzgará de nuevo a otro tuitero por insultar al Rey, rechazó el caso.

Desde que se conformó el gobierno de coalición, la ultraderecha no ha dejado de lanzar avisos con olor a gasolina y pólvora. El atentado terrorista contra la sede de Podemos en Cartagena, el envío de balas a varios miembros del Gobierno, el vídeo del ex legionario disparando contra fotos de varios ministrosy ahora los nazis de la Operación Ario. Nadie de estos últimos entró en prisión. El neonazi que atentó contra la sede está en su casa a la espera de juicio. El ex legionario fue absuelto y los nazis detenidos en enero estaban al día siguiente en su casa a la espera de juicio, que se puede demorar años.

Desde que la ultraderecha entró a las instituciones y los medios la aceptaron como un actor democrático respetable, se han normalizado un peligroso relato que se extiende como un mantra por los sumideros del neofascismo patrio. Se propaga la idea de la ilegitimidad del Gobierno; se estimula la sensación de inseguridad y apocalipsis por culpa de migrantes, pobres, separatistas y rojos, y se acepta que una turba de fanáticos acose a Pablo Iglesias, a Irene Montero y a sus hijos todos los días en la puerta de su casa. Es más, que incluso se use el nombre del periodismo para acosar directamente a menores de edad. Así, la detención de unos nazis armados que querían matar a Iglesias y a Pedro Sánchez, no es ni siquiera relevante mediáticamente.

Mientras, este Gobierno, a cuyas cabezas apuntan los rifles de los nazis, reprime con dureza a quienes llevan tiempo alertando de la amenaza de la ultraderecha y la enfrentan como pueden. Ha sucedido en numerosas ocasiones ante protestas que se pretendían pacíficas y que los propios fascistas se encargaron de alborotar para que los antidisturbios actuasen y proporcionasen a los medios la foto que buscaban, como en aquél dichoso mitin ultraderechista en Vallecas. Sucedió lo mismo en Barcelona, en el barrio del Raval, donde se presentaron quienes lo llamaron ‘estercolero multicultural’ para provocar y usar una vez más a las fuerzas del orden contra los vecinos. Ahora, a quienes protestaron les piden seis años de prisión. Como a los seis de Zaragoza o como a los vecinos de la localidad valenciana de Pego que respondieron al grupo de nazis que se paseó insultando, provocando y decorando las calles con pegatinas de Hitler. Catorce de ellos se enfrentan ahora a nueve años de cárcel. Los vecinos, no los nazis.

Con este panorama, los neonazis están que se salen. Ni con armas acaban en la Audiencia Nacional. Ni lanzando explosivos a la sede de un partido pasan más de una noche en comisaría. Es más, luego tienen a sus cómplices que silencian o minimizan los hechos, e incluso se atreven a negarlos, extendiendo el bulo de que todo es un montaje y que los rojos se matan ellos mismos.

No está de más recordar que el vídeo del ex legionario que simulaba ejecutar a miembros del Gobierno circulaba por chats policiales entre risas, y fue filtrado por un agente al que le dio miedo y asco que sus compañeros banalizasen así la violencia. Como los memes riéndose de los manifestantes a los que habían sacado los ojos con balas de goma, o los insultos racistas y machistas en los grupos de Facebook de la policía. Luego, algunos agentes y sindicatos policiales se rasgan las vestiduras cada vez que sacamos las fotos de varios agentes de uniforme almorzando en un bar bajo el retrato de Franco o de alguno de su gremio dando charlas para un partido neonazi.

El problema no es solo el grupo nazi armado. El problema es que su discurso continúa extendiéndose como la pólvora de sus balas y cuenta con numerosos cómplices que lo normalizan. Y cada vez, con más objetivos a abatir. Más ‘enemigos de España’. Empezaron por los rojos, pero que nadie se crea que está a salvo. Lo advirtió por enésima vez Antonio Maestre esta semana cuando fue de nuevo señalado por los fascistas, y lo llevamos advirtiendo quienes siempre supimos que estábamos en esa lista, que poco a poco va sumando a más gente, por mucho que algunos se crean inmunes poniéndose de perfil. Pero más grave aún es que, un Gobierno que se dice progresista, y que sabe que sus miembros también están en el punto de mira de ese rifle, continúen equiparando a sus verdugos con quienes les combaten. Dejando que el cáncer permanezca y que la metástasis se extienda aún más dentro de sus propias instituciones. Mientras en otros países, el terrorismo y la violencia de extrema derecha es considerada ya la principal amenaza interna, y a ningún gobernante le tiembla el pulso para depurar a policías y militares que levanten la zarpa, en España seguimos quitándole importancia y permitiendo que se enquiste todavía más el problema. Sigan pensando que el fascismo es una opinión respetable más. Pero no olviden los gobernantes, los periodistas, los jueces y los fiscales que las balas de los neonazis, de quienes llevan años diciendo lo mismo que hoy algunos cacarean en las instituciones, hace tiempo que llevan escritos también sus nombres.

Miquel Ramos en Público – 14/02/2022

Un abrazo como advertencia

El pasado sábado 5 de febrero, Francisco Igea, el candidato de Ciudadanos a la Junta de Castilla y León para las próximas elecciones recordaba en un mitin su visita a una fosa común de Medina del Campo. Allí, según cuenta, se exhumaron los cuerpos de varias personas asesinadas y lanzadas a un pozo, entre las que se encontraban un padre y un hijo cuyos esqueletos aparecieron abrazados: “Por eso estamos aquí. Porque no creemos en esa España. En esa mierda de España de unos contra otros. No creemos en la España del fascismo y el antifascismo. No creemos en la España del comunismo y el anticomunismo. Creemos en la España del abrazo. En la España del abrazo, pero de los vivos”.

En todo el discurso, Igea no explica quién mató a esas personas, ni siquiera porqué. No explicó que fueron los falangistas quienes ejecutaron a ese padre y ese hijo, ni que durante los cuarenta años de dictadura y los siguientes más de 40 años de democracia, ningún gobierno se preocupó por recuperar ni esos ni los miles de cuerpos que siembran las cunetas y las fosas de todo el país. El relato ofrecido por el político, que, en honor a la verdad, ha mostrado durante su ejercicio cierta sensibilidad respecto al tema de la memoria histórica, fue una oportunidad perdida para reivindicar su trabajo al respecto en la vicepresidencia y en la consejería de transparencia de la Junta de Castilla y León. Y es que, ante un episodio de tamaña trascendencia política e histórica, cuyas heridas todavía supuran por la falta de verdad, justicia y reparación, como él bien sabe, la equidistancia sigue siendo el lugar natural de los vencedores y de los cobardes.

La España del abrazo que reivindica para los vivos no puede estar hoy más lejos. Y no precisamente por el empeño de quienes tratan de recuperar a sus familiares de cunetas y fosas y cerrar heridas, aún sabiendo que los culpables nunca pagarán por sus crímenes. Hoy es imposible abrazarse con quien escupe día tras día sobre esos muertos, con quienes dedican calles a sus verdugos o con quienes, como hicieron sus antecesores ideológicos, vuelven a poner en la diana a determinados colectivos y a cuestionar incluso la legalidad democrática de las instituciones, como aquellos que defienden o blanquean el reciente asalto al ayuntamiento de Lorca.

El relato equidistante en asuntos de memoria histórica sitúa en el mismo plano el carácter criminal de una ideología de naturaleza golpista, profundamente antidemocrática y genocida como fue el nazismo y el fascismo, con quienes se opusieron a ella defendiendo la legalidad democrática y los valores que reivindicaban y siguen reivindicando los antifascistas. No hay relato equidistante posible ante esto, lo siento, señor Igea, por mucho que usted haya hecho parte del trabajo que le corresponde en materia memorialista que cualquier democracia, gobierne quien gobierne, debería hacer para honrar a sus compatriotas y vacunar contra el odio que los asesinó. La “mierda de España” a la que hace referencia no fue sino la que impusieron quienes llenaron de cadáveres esa y las otras fosas que visitó durante el ejercicio de sus funciones. Porque la otra España no pudo ser.

Sigue estando lejos esa quimera que reivindica Igea precisamente por gente como la que dirige su partido. Y él lo sabe. Un partido que nació con el nacionalismo español como bandera, que lideró el relato del a por ellos que posteriormente rentabilizaría la extrema derecha, y que ha ido de la mano de los revisionistas de la memoria histórica y los herederos ideológicos de los golpistas del ‘36. Ciudadanos ha sido la muleta para colocar al PP en numerosas instituciones con el apoyo de Vox. No solo ha normalizado a la extrema derecha, sino que la ha cogido de la mano y han dado un buen paseo juntos. No le pida entonces a una persona migrante que abrace a quien se pasa el día culpándolo de todos los males del país, ni a una mujer que abrace a quien se niega a hacer un minuto de silencio por las víctimas de la violencia machista e incluso niega que esta exista. Ni a una familia desahuciada que abrace a los matones que el banco contrató para echarla de su casa gracias a las leyes que ustedes votaron.

Ese extremo centro donde algunos pretenden situarse siempre juega con esta equidistancia perversa que perpetua el statu quo en favor de quienes gozan de privilegios frente a quienes deben pelear por su supervivencia o por su dignidad. Ese extremo centro que no es machista ni feminista, ni racista ni antirracista, ni fascista ni antifascista. Es la posición de los cobardes, de quienes temen e impiden que otros ganen derechos. De quienes solo cumplen órdenes, hacen “lo que dios manda” y no molestan lo más mínimo a quienes perpetúan las miserias y esparcen el odio.

El abrazo de un padre y un hijo fusilados por fascistas no simboliza ninguna concordia. Por mucho que se quiera resignificar, ese abrazo simboliza más bien una terrible advertencia: permanezcan unidos quienes hoy son señalados, vilipendiados y castigados por el odio ultraderechista y por las políticas criminales que los arrojan a la miseria que esos mismos ultraderechistas y sus compañeros de viaje en las instituciones perpetúan. Es la lección que deberíamos haber aprendido ya, pero que quienes hoy se llaman liberales pretenden que olvidemos. Precisamente esta equidistancia es la que hoy ha difuminado ese extremo centro que reivindican, y de cuyas filas han huido la mayoría para abrazarse sin escrúpulos a los herederos de quienes lanzaron al pozo a ese padre con su hijo.

Miquel Ramos en Público – 07/02/2022